Se conoce como agua caliente sanitaria aquella agua que se destina al consumo humano, y ha sido calentada respecto del agua distribuida por la red pública.
Por ejemplo, es agua caliente sanitaria la que se utiliza para las duchas, lavabos, lavamanos, cocinas de restaurantes, etc.
La producción de agua caliente sanitaria supone un gran consumo energético para las viviendas y negocios, ya que su consumo es constante durante todo el año. Por lo tanto, cualquier acción de ahorro en este sentido, tendrá un gran efecto en el ahorro económico del usuario.
Con una instalación solar térmica, se consigue que los sistemas productores de energía, como calderas, termos eléctricos, entre otros, sólo funcionen en los meses en los que es necesaria la calefacción. Estamos hablando de ahorros de hasta el 90% de energía destinada a la producción de agua caliente sanitaria.